El Chavo del 8
El mundo de la TV nos ha dado diversión y entretenimiento vestidos de muchas formas diferentes como la acción, aventuras, terror, drama y ciencia ficción. Pero en lo referente a humor blanco, la TV también nos ha dejado auténticas joyitas en el campo de las series. Una de esas series ha sido El Chavo del 8 y, tal como lo dice en su propia presentación, El Chavo es «el programa número 1 de la televisión humorística».
Parece mentira que una serie como el Chavo del 8 ha estado muy presente en nuestras vidas desde 1973, año en que se emitió el primer capítulo en la TV mexicana. El Chavo junto con don Ramón, la Chlindrina, Kiko, el sr. Barriga, doña Florinda, el profesor Jirafales, Ñoño y la Bruja del 71 han sido las piezas que han construído una serie y un concepto televisivo original y divertido. Si bien muchos piensan que se repiten en muchos conceptos, frases y situaciones, EL Chavo parece tener esa magia especial que tienen las series de situación de este tipo que hace incluso agradable volver a ver sus capítulos.
Personalmente, me he reído mucho con muchas de esas situaciones y «gags» que la hacían tan única. Los actores siempre han estado a la altura, se notaba esfuerzo y entrega de su parte a la hora de interpretar un personaje que lograban arrancar una sonrisa. En mi opinión, las risas enlatadas que se reproducían detrás de cada chiste no eran para nada necesarias, pues los juegos de palabras, las expresiones y las frases demoledoras unidas a la naturalidad con que se representaban, las hacían totalmente prescindibles.
La sinopsis de esta serie no podía ser más sencilla. Cuenta las historias y situaciones que ocurren dentro de una vecindad, una comunidad de vecinos de casas bajas donde conviven gente muy diferente. En medio de esas situaciones está el Chavo, un niño pobre que llegó a parar a esta vecindad y tiene como escondite un barril. Barril que se ha convertido en un símbolo de esta serie y siempre está presente en cada escena como testigo mudo de las vivencias de sus vecinos.
El Chavo se presenta como una persona humilde e inocente cuyo único sueño, además de encajar bien en la vecindad, era comerse una torta de jamón como Dios manda (un bocata de jamón york con tomate, lechuga y lo que queramos ponerle). En momentos de la serie el Chavo era víctima de las travesuras de otros niños como Kiko y la Chilindrina, pero otras veces mostraba un ingenio propio de alguien que se ha tenido que buscar la vida en la calle.
El Chavo estaba interpretado por Roberto Gómez Bolaños más conocido como Chespirito, también interpretó otros personajes como El Chapulín Colorado y el doctor Chapatín. Chespirito nos dejó en noviembre de 2014 dejando atrás toda una legión de fans que lo amaban y lo querían por todo el mundo. Sus personajes alcanzaron una gran popularidad hasta tal punto que no podía dejar pasar la oportunidad de «maniqueizar» a el Chavo y al Chapulín.
No he querido que le falte ni un detalle, su barril me parece otro personaje más de la serie y no puedo concebir al Chavo sin él. Tampoco he querido dejarle sin juguetes y por supuesto, sin su merecida torta de jamón.
¿También veías y te gustaba el Chavo? ¿te ha gustado esta reseña? si no es así… «es que no me tienen paciencia»