Mortadelo y Filemón. Cómic español
«Va la T.I.A. y se pone al día», «El sulfato atómico», «Valor y al toro», «la elasticina», «Cacao espacial», «La tergiversicina», «El ansia de poder»… Todos estos y muchíiiiimos más son títulos de algunos de los álbunes de la que es con mucha probabilidad la pareja más famosa del cómic español: Mortadelo y Filemón.
Creo no equivocarme cuando digo que no hay ni un solo español, sea de la generación X, generación Z, millenian o preconstitucional que no conozcan a estos dos agentes de la T.I.A. y sus aventuras. Es que incluso sin haber leído ni una de sus disparatadas y accidentadas historias, todo español identifica de un sólo vistazo a estos dos personajes y les pone el nombre al momento. El impacto y los sedimentos que han dejado en niños y mayores en sus más de 60 años de historia ha sido monumental. Lo mismo pasa con el gran Superlópez de los lápices de Jan.
Todo esto no sería posible, lógicamente sin su creador, Francisco Ibáñez, un barcelonés con mucho talento para el dibujo y guiones locamente divertidos. Como ya he dicho, Mortadelo y Filemón tienen más de 60 años de historia. Fueron creados en 1958 y el 20 de enero de de ese año se publicó la primera historia de estos colosos del cómic en el número 1394 de la revista Pulgarcito con el título genérico de Mortadelo y Filemón, agencia de información. Y ya a partir de entonces comenzó un no parar de popularidad y aceptación por parte de los lectores hasta el día de hoy.
Aquellas primeras historias rara vez superaban las 4 páginas y el dibujo era sencillo y efectivista. Ambos personajes se dibujaban con una gran nariz (más grande que la actual), con rasgos muy sencillo y movimientos más limitados. Mortadelo era despistado, sin sentido común y con la habilidad de cambiar de disfraz en un momento y en varias ocasiones, habilidad que le sigue caracterizando también hoy día. Filemon era más serio, más «jefe», autoritario y cumplidor. Se le dibujaba con gabardina, sombreo y pipa como buen detective que quería ser y Mortadelo ya empezó llevando su famosa levita que actualmente conserva y que se ha convertido en un icono imprescindible se su imagen. Eso sí, también solía portar bombín ingles y un paraguas plegado.
La imágen de estos personajes ha cambiado hasta el día de hoy. Mortadelo se destaca por ser más directo y atrevido, quizá más inocente pero que, personalmente su habilidad de cambiar de disfraz me fascinaba. Filemón, o jefe, es más serio y eficaz, o al menos pretende serlo. Muchas veces es víctima de las acciones e iniciativas de su compañero.
Pero no están solos en sus historietas, ¿Quién no conoce al señor Súper? El superintendente Vicente de la T.I.A, acrónimo de Técnicos de Investigación Aeroterráquea, agencia en la que trabajan. O la Ofelia, una secretaria de peso que está loca por Mortadelo. No podemos olvidar al profesor Bacterio, inventor de cachivaches que ayudarán a nuestros protagonistas en sus misiones aunque varias veces tendrán el efecto contrario. Y la femme fatale Irma, otra secretaria que tiene en Mortadelo el mismo efecto que éste en la Ofelia.
El estilo del cómic es muy peculiar. Por supuesto el tono de las historias es el humorístico y tambíen tiene buena presencia la crítica social y costumbrista de España. Las historias suelen estar divididas en segmentos como si fueran capítulos de una serie. El súper les plantea una misión dentro de un mismo arco agumental o parte de una historia más grande, Mortadelo y Filemón la «resuelven» y acaba en persecución. Esto dura unas 8 páginas y se repite hasta acabar la historia.
Personalmente me encantan estos personajes, me he criado con ellos y son los primeros cómics que leí. Actualmente tengo muchísimos de sus álbunes, todos leídos y releídos lo que me ha llevado a conocerlos bien. Estos son un encargo de un amigo, pero ya os digo que tarde o temprano los hubiera hecho para mí. He intentado reflejar el carácter cartoon o caricaturesco de sus dibujos, por lo que he aumentado el tamaño de las cabezas y he adaptado el cuerpo del maniquí a los rasgos de Ibáñez. He intentado reflejar en sus caras el espíritu comiquero humorístico español que sólo Ibáñez sabe darle.
Filemón: Usted fue el inventor de una loción infalible contra la calvicie ¿verdad?
Mortadelo: ¡Sí, fue él! Y yo fui su primer sujeto de prueba… ¡Por aquel entonces me llamaban “Mortadelo el melenudo”!
Bacterio: Bueno… ¡Ejem! Lo pasado, pasado y pelillos a la mar ¿eh?
(Mortadelo y Filemón, El sulfato atómico 1969)